Hace dos años contamos con nuestra Cámara Ambulante la historia del grupo musical Atril que reúne a personas discapacitadas visualmente. Hoy los volvimos a visitar porque viven un drama por cuenta de la falta de espacio para ensayar y porque los contratos escasean.
El grupo musical Atril compuesto por más de ocho hombres y mujeres con discapacidad visual ajusta 22 años divirtiendo a los amantes de la música popular o parrandera. Hace seis meses viven un drama porque les quitaron la sede donde por más de doce años practicaron y no saben qué pasará con su futuro artístico.
Por la falta de espacio para ensayar, hoy solo se reúnen una o dos veces por semana, se encuentran en una pieza de menos de nueve metros donde no tienen espacio para los instrumentos o los micrófonos y aunque no han perdido el amor por su profesión, les dificulta practicar para sus presentaciones.
Piden un espacio en comodato o sueñan con una sede propia para celebrar las más de dos décadas de historia musical, se apegan a éxitos musicales para no perder vigencia y porque aseguran que desde que no tienen donde ensayar, los contratos y presentaciones han disminuido.
El grupo Atril se resiste a desaparecer de la escena musical, claman a la ciudadanía o las empresas para que les donen un espacio o sede propia donde puedan seguir demostrando que no hay obstáculo físico ni social para alcanzar los sueños.