A menos de un mes del inicio de semana santa, hay polémica en el municipio de Barbosa por la decisión de las autoridades eclesiásticas de no realizar misa campal y tampoco quemar el diablo el domingo de resurrección como ha sido la tradición en los últimos 50 años. Nuestra cámara ambulante visitó la localidad y habló con feligreses y representantes de la iglesia católica.
Por más de un siglo, en Barbosa, la Semana Santa ha sido una fiesta patrimonial, religiosa y comunitaria donde los propios habitantes católicos embellecen las calles por donde pasan las procesiones y acuden en masa a las actividades litúrgicas.
Este año, algunas de las costumbres cambiarán y tras el anuncio de los organizadores de no realizar la tradicional misa campal el domingo de resurrección donde se quemaba un muñeco que encarnaba el diablo como símbolo para purificar todos los pecados, la polémica entre sacerdotes y feligreses empezó a crecer.
Quienes están de acuerdo en acabar con la costumbre de quemar el diablo en pleno parque principal argumentan que no es una acción católica y solo induce al desorden y en ocasiones es la disculpa para que habitantes y visitantes conviertan el domingo de resurrección en una fiesta de licor y rumba.
La polémica apenas comienza y muchos de los defensores de la actividad aseguran que hace parte del patrimonio cultural del municipio.
Con unos a favor y otros en contra, el árbol caucho que por años ha soportado el peso del diablo en muñeco cada semana santa, espera la decisión.