Uno de los temas que más comentarios está motivando en artículos de opinión y a través de las redes sociales, especialmente Twitter, es el relacionado con el propósito del presidente Santos de llegar a un acuerdo con las Farc.
Y sin duda enriquece la diversidad de opiniones, pero también confunde.
Más que un largo sueño, por no decir eterno, la paz en Colombia parece una nebulosa, o una especie de confusión de carros chocones pero sin la diversión que tal juego produce y sin el espacio controlado en el que éste sucede. Todos opinamos, lo cual es bueno, pero todos nos acusamos de “confundir la opinión”.
De confundir la opinión señala el ex presidente Uribe a quienes defienden el proyecto con la guerrilla. Quienes defienden el propósito con las Farc acusan al ex presidente Uribe de confundir la opinión. Todos, en general, confundimos la opinión que, o no es nada, o no es otra cosa que el llamado “potencial electoral”.
Dividida está la opinión, eso está visto, pero tal división es manejada no por los divididos sino por los que dividen.
Advierte uno en ello mero cálculo electoral, y un anhelo tan largo de paz en un país tan sangrado no debería ser usado para soñar votos sino para concebir transformación cultural y súper reformas.
El gran problema de la paz, aquí y ahora, es tener pretendientes… ¡tan celosos!
Luis Alirio Calle M.
@LuisAlirioCalle