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Ser reconocida como la fiesta más grande del deporte a nivel orbital, se la pelean las olimpiadas y los mundiales de futbol. Cada evento tiene sus adeptos, quienes defienden a uno o el otro, como el más importante y relevante, pero en ambos eventos, para el caso de Colombia, son las mujeres las dueñas de los resultados.
Desde Ximena Restrepo, símbolo del atletismo nacional y María Isabel Urrutia, la actual Ministra del Deporte de nuestro país y medallista olímpica y terminando con Mariana Pajón, nuestra múltiple medallista Olímpica. Son ellas el ejemplo del esfuerzo, trabajo y resultados, eso sí, como lo dicen en un video de redes sociales, "¿pero a que costo?".
Por otra parte, hace más de 30 años, un puñado de mujeres se inclinó por el fútbol, con todo lo que ello implicaba: los señalamientos, críticas y desinterés por todo lo que hacían, jugaban en equipos masculinos, creaban torneos mixtos para poder jugar, crearon pequeños clubes deportivos, a los que muchas niñas llegaban, en algunos casos sin el permiso o apoyo de sus padres.
Y hoy esa historia da resultados, hoy son ellas, las mujeres que ahora tienen canas y caminan más lento, las que ya no calzan los guayos, quienes celebran, esta final del mundo es de ellas.
Es de todas las Linda Caicedo que no tuvieron apoyo, de todas las Mary José Álvarez en las que no confiaron, de las que castigaban por jugar al fútbol. El fútbol femenino no lleva cuatro años de proceso, el fútbol femenino como todo en Colombia ha sido una lucha que hoy nos llena de orgullo y en la que muchos se quieren montar a última hora.
Y llegan los logros y títulos y aparece un problema, los premios, los premios para las jugadoras de la Selección Colombia, hoy la discusión que esta sobre la mesa, es cuál debe ser el premio que podrían recibir las jugadoras y cuerpo técnico de la selección Colombia Sub 17 femenina, por los logros obtenidos en el mundial de la India 2022.
Esa discusión ya debería haberse dado hace mucho tiempo, debería estar solucionada, sí realmente el fútbol femenino en Colombia tuviera una estructura, un proceso desde la Federación Colombiana de Fútbol, que no es la federación masculina, que es para todos los y las futbolistas, que debe ser incluyente, que es nuestra, al igual que la Dimayor, otro órgano que parece solo pensar cómo y para los hombres, hoy sabríamos que premios recibirían, hoy se tendría claridad de cómo será la próxima liga femenina, hoy se respetarían los derechos de formación de los clubes, hoy tendríamos los estadios con más publico viendo jugar a esta heroínas.
Por eso debemos volver a vivir el fútbol los domingos a las 3 p.m., con partidos profesionales de ambas ramas, donde los partidos masculinos y femeninos sean de manera aleatoria el previo del otro, donde todos jueguen por igual, para que así los futbolistas de este país, puedan observar en las mujeres, como se corre por una camiseta, como se corre por amor, como se corre por pasión y no como muchos que solo lo hacen por el dinero, dinero que hoy se lo merecen ellas.
Que viva el fútbol femenino.
