Un nuevo llamado al respeto a la vida hizo el pasado fin de semana el Alcalde Aníbal Gaviria cuando presidió el relanzamiento de la campaña Tu vida me importa. Fue en la cancha Maracaná de Castilla, donde en la noche de jueves a viernes últimos fueron asesinados de un solo tirón cinco jóvenes.
“Ese camino sólo los llevará a la oscuridad; tarde o temprano acabarán mal”, dijo, refiriéndose a los homicidas, el alcalde Aníbal Gaviria Correa ante las comunidades de la Comuna Cinco, noroccidente de Medellín, y en particular ante las familias de las víctimas de la matanza en la noche de jueves a viernes últimos.
Siempre será necesario repetir tales palabras, tanto o más que la repetición del mal, pero a veces cree uno que tienen peso de pluma frente al peso de plomo que suelen tener los hechos atroces, y en particular los motivados por la venganza, propia, entre otros, de un negocio de miles de millones de dólares que justo en la violencia encuentra su rentabilidad y que es manejado por poderes ciegos y sordos.
En la dinámica de la violencia, siempre ciega, siempre bruta, es preciso tener a mano a Mahatma Gandhi: “Ojo por ojo y el mundo terminará ciego”, advertía.
Y valga decir que cada vez estamos más atrás de una realidad que vuela. Tal vez nunca erradiquemos el crimen, pero podemos inventar otra educación y con ella recordar, para recuperarlo, que teníamos un supremo valor llamado: “RESPETO”.
Luis Alirio Calle M.
@LuisAlirioCalle