Medellín ya cuenta con el Museo Casa de la Memoria, situado en el Parque Bicentenario en el centro-oriente de Medellín, en el sector conocido históricamente como La Toma, uno de esos sectores de la ciudad llenos de historias y leyendas que van y vienen entre el asombro y el pavor.
Probablemente este lugar de Medellín se convierta con el tiempo en símbolo de lo único que finalmente tienen las víctimas: la memoria de aquellos en quienes el dolor tiene sentido y dignidad, que ojalá fuéramos todos. Puede ser la representación universal de todas las víctimas, no sólo las nuestras… Las víctimas de todas las guerras, todos los holocaustos, toda la atrocidad que ha caracterizado al único ser de la Creación dotado de razón, supuestamente.
Ojalá el Museo Casa de la Memoria no sirva sólo para recordar que tenemos víctimas; ojalá sirva para sabernos. Porque somos una historia de víctimas. En ellas ―las víctimas― está cifrado nuestro significado. Son ellas ―las víctimas― las que con el dolor dan cuenta de nuestra geografía. Deberían ser ellas ―las víctimas― las que nos den la claridad del país que deberíamos tener.
El Museo Casa de la Memoria ―cree uno― ha de servir para que la dignidad del dolor nos dé un profundo, práctico y transformador sentido de la indignación.
Luis Alirio Calle
@LuisAlirioCalle