A doce años del asombroso y doloroso atentado contra las Torres de Gemelas en Nueva York, mitos, suposiciones y especulaciones se multiplican y circulan, y ello, en opinión de muchas personas, lo único que hace es oscurecer peligrosamente la verdad .
Decir “asombroso” y “doloroso” es poquito para describir lo que veíamos en la pantalla del televisor el 11 de septiembre de 2001 y muchos días después de ese día. Durante meses se repitieron, una y otra vez, aquellas imágenes que parecían ilusorias, como si fueran la fantasía de alguna endiablada pesadilla.
Siempre se habló de que detrás de tal infierno estaba la organización terrorista Al Qaeda. Hoy, diversas versiones sobre posibles intereses norteamericanos en el atentado, que no son nuevas y que cada vez toman mayor fuerza, oscurecen los caminos hacia la verdad sobre una de las más grandes infamias que hemos visto.
Se han hecho análisis que afirman que los choques de los aviones no eran suficientes para derrumbar las torres, y que éstas estaban minadas de bombas programadas para explotar cuando los aviones chocaran.
Según eso, el atentado no fue sorpresivo.
Tras ese horror viene el horror de enredar la verdad, el horror de la confusión que, siente uno, calculada y sistematizada también es.
Luis Alirio Calle M.
@LuisAlirioCalle