Porque no sólo es conveniente sino necesario, y si se quiere urgente, debería darse fuerza al debate suscitado con motivo de la idea de que el equipo Millonarios renuncie a dos estrellas que fueron conseguidas hace 25 años mediante mecanismos no propiamente éticos.
Opacada por el 8-0 frente al Real Madrid y otros eventos, está en el aire la idea del presidente de Millonarios de devolver —está visto que simbólicamente— las dos estrellas obtenidas por este club de fútbol en los años 1987 y 1988, como forma de decir que si la ley no es retroactiva, la ética sí puede serlo.
Se sabe que esas dos estrellas fueron obtenidas más por juego sucio de las mafias que por el puro y limpio fútbol. Algunos jugadores alegan: “¡¿Cómo voy a devolver los goles que hice?!”. Claro que no los devolverán; además de ser imposible, decirlo está cercano a la estupidez.
Se trata es de hacer de ello un símbolo de dignidad.
Y dignidad no sólo para Millonarios sino para el fútbol, que cada vez es más un negocio y un motivo de violencia en los estadios, que un deporte.
Que no se caiga el tema ni se diluya en la maraña de nuevos eventos. Tarde, pero valiente la idea del presidente de este equipo de la capital. Dos estrellas menos no pesan lo que pesa la ausencia de debate en un país cuyo cielo ético se va quedando sin estrellas, y sin sol.
Luis Alirio Calle M.
@LuisAlirioCalle