La siesta es ese espacio para hacer una pausa en medio de las actividades diarias y recargar energías, de hecho el cuerpo lo agradece y es un receso necesario.
Sin embargo, el tiempo que se dedica a esta pausa debe ser corto, a una hora temprana y no en la cama, así lo reveló un estudio.
La investigación, publicada en la revista especializada Obesity, asegura que una siesta saludable debe ser corta, pues el riesgo de padecer obesidad aumenta en 23 %, cuando estas son de larga duración.
El tiempo de este receso, de acuerdo con la investigación, es máximo de 30 minutos, aunque en personas más jóvenes, adolescentes, por ejemplo, debe durar tan solo 20 minutos.
El cuerpo agradece este receso, que es necesario.
Entre los motivos que llevan a este estudio a recomendar una siesta corta es que, al aumentar el tiempo de dormir, también incrementa el riesgo de sufrir de presión arterial alta y de paso un aumento en el índice de masa corporal (IMC) en 2 %.
Asimismo, alargar el tiempo de la siesta, explica la publicación, puede aumentar en un 40 % las posibilidades de padecer síndrome metabólico.
Otro de los hallazgos de la investigación, indica que las personas que duermen y alargan la siesta también tendían a fumar más y retrasaban la comida, el ejercicio físico y el sueño.
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