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En el Centro de Medellín, entre Paraninfo de la Universidad de Antioquia y el Claustro Comfama, se alza la Iglesia de San Ignacio de Loyola, representativa por hacer parte de este conjunto patrimonial y testigo de la historia de la ciudad.
Este templo católico es la evidencia de la fortaleza y resiliencia de una ciudad como Medellín, pues su construcción se inició en 1803 por los franciscanos, quienes posteriormente fueron expulsados del país.
Este espacio se convirtió en un cuartel durante una de las tantas guerras civiles que tuvo Colombia en el siglo XIX, pero en 1886 el templo fue reclamado por las autoridades eclesiásticas y entregado a los jesuitas pero, desde hace 10 años, fue entregado a la arquidiócesis de Medellín.
“Es un lugar muy icónico, la plazuela de San Ignacio ha sido un referente para la ciudad, la arquitectura es muy hermosa, lo que es el frente del templo, ese conjunto es muy significativo, arquitectónicamente, patrimonialmente, culturalmente ahora hacemos parte de todo este proyecto distrito cultural San Ignacio”, expresó Julio Jairo Ceballos, párroco Iglesia San Ignacio del Loyola.
Al salir de la iglesia y encontrarse con la plazuela, se puede apreciar todo el conjunto patrimonial alrededor de ella y las nuevas dinámicas de este sector, cómo esta partida de ajedrez en todo el espacio público.
Entre la arquitectura para apreciar de este templo se destaca un interior colonial con una planta rectangular dividida en tres naves y un exterior barroco que conjuga con su entorno.
Historia y patrimonio en la Iglesia de San Ignacio de Medellín
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