Don Marco, , salió muy temprano de Santa Elena para el Desfile de Silleteros, cubrió su silleta con un plástico, pero el clima le jugó una mala pasada, las flores de su obra de arte comenzaron a despegarse.
Don Marco, desanimado, pensó que quizás iba a perder horas de trabajo, pero en ese momento apareció la solidaridad de sus colegas.
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Vecinos, amigos y familiares, pusieron en práctica su arte silletero, y una a una pegaron nuevamente rosas, anturios, garberas y claveles dignas representantes de su tradición. Todos los silleteros levantaron la silleta y animaron a su colega a desfilar.
Aquí no brilló, ni la silleta más linda, ni el ganador de la categoría, sino los amigos y colegas qué a la hora de brindar apoyo se comportaron como una verdadera familia.
