¿Sabía que una persona que vive 80 años, toma hasta mil millones de respiraciones? Un dato asombroso, pero no menor, puesto que la respiración está naturalizada y muchas veces no somos consciente de ella.
Nosotros, en el día, respiramos 20 mil veces. Con esto alimentamos nuestras células, tejidos y liberamos todo el dióxido de carbono resultado del metabolismo celular.
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En 1980 neurocientíficos lograron identificar una red de neuronas en el tronco encefálico que marca el ritmo de la respiración, y así mismo han encontrado que esta puede influir en la actividad de franjas del cerebro. Todo esto también estrechamente relacionando con las emociones y la cognición.
El cerebro envía órdenes a los músculos que controlan la respiración, puesto que las neuronas exhiben ráfagas rítmicas de actividad eléctrica que dirigen los músculos.
El suspiro también hace parte de la actividad cerebral, puesto que es una respiración larga que expresa tristeza, alivio, añoranza, agotamiento y resignación. Es una respiración larga, que todos los mamíferos hacen cada cierto tiempo.
También, dentro de los estudios se ha encontrado que la meditación puede mejorar el rendimiento en las pruebas de memoria de laboratorio y alterar la conectividad cerebral, en personas mayores que tienen un deterioro cognitivo leve previo al Alzheimer.
Por ejemplo, el yoga si es una alternativa para educar la respiración y lo es para muchas personas que quieren mejorar sus condiciones cognitivas momentáneas y la influencia de algunas conductas.
