A los 5 años de edad, Josué vive un drama porque nació sin pene y con distrofia vesical. A los 22 días de vida fue operado para reconstruirle los conductos urinarios y debía ser intervenido quirúrgicamente a los dos años, para garantizarle calidad de vida y autonomía en los esfínteres.
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La angustia de esta joven madre no para. En los últimos 3 años ha tenido que hospitalizar a su hijo en más de 5 ocasiones. Insiste que por su condición de migrante no tiene afiliación a salud, el menor se agrava por constantes infecciones urinarias y pide solidaridad para poder operar de manera urgente al pequeño.
Madre e hijo llegaron huyendo de su país a la parte alta de la comuna 8 de Medellín, viven en una pieza y duermen en un colchón, cada día Josué necesita entre 8 y 10 pañales que no tiene por falta de recursos; por eso, vecinos y líderes de la zona, claman por ayuda urgente para el niño.
Josué espera por su ayuda, sueña con jugar fútbol y con amiguitos en un jardín infantil para volver a vivir y olvidar que fuera de su tierra natal, por causas que aún no entiende y sin recursos económicos, debe permanecer encerrado a la espera de una cirugía.