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"Su legado está más vigente que nunca", así describe la Fundación Gabo la conmemoración de 10 años de la muerte del nobel de literatura, Gabriel García Márquez, que con sus inigualables historias plasmadas en libros como 'Cien años de soledad', 'El coronel no tiene quien le escriba', 'La hojarasca', 'Crónica de una muerte anunciada', entre otros, dejaron un legado irremplazable en la literatura latinoamericana y mundial: el realismo mágico.
Siendo el literato, el exponente más representativo del movimiento y una eminencia del 'Boom Latinoamericano'. A 10 años de su muerte, y con el lanzamiento de su novela póstuma 'En agosto nos vemos', Gabriel García Márquez sigue siendo uno de los mayores referentes de la literatura colombiana, recordado y admirado por millones de personas.
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Los inicios de Gabo
'Gabo' o 'Gabito', como era conocido comúnmente por sus familiares y allegados, nació en 1927 en el municipio de Aracataca, Magdalena, de sangre caribeña y con un interés latente por el mundo que lo rodeaba, las historias y mitos de su tierra, que sembraron en él la semilla que dio inicio a un entramado de cuentos que años después se convertirían en sus obras más aclamadas y alabadas por la crítica. Obras como 'Vivir para contarla', la cual fue el primero de los tres volúmenes de relatos autobiográficos del nobel, que relata esa historia e influencia de su pueblo, familia y primeros años ejerciendo como periodista y escritor de cuentos cortos.
Cuando se fue a estudiar a un internado en Barranquilla, adquirió reputación de chico tímido e introvertido, que escribía poemas humorísticos y dibujaba tiras cómicas, y que tenía una personalidad muy seria de 'viejo' como le decían sus amigos en aquella época. En 1947, estudió Derecho en la Universidad Nacional de Colombia, donde descubrió una fascinación instantánea por la obra de Kafka, 'La Metamorfosis', y publicó su primer cuento 'La resignación' en la edición del diario El Espectador.
Un amor naciente por el periodismo en medio de mucha controversia
Cuando la Universidad Nacional cerró por un breve periodo de tiempo en 1948 debido al 'Bogotazo', el escritor decidió trasladarse a la Universidad de Cartagena y empezó a trabajar como reportero del periódico El Universal. Sin embargo, y después de mucho batallar contra la voluntad de sus padres, en 1950 desiste de la idea de ser abogado para convertirse en periodista, maestro y columnista.
Concretando desde ese instante su amor por la reportería y la escritura, en aquel tiempo escribía columnas como 'La Jirafa' para El Heraldo bajo el seudónimo de 'Septimus', fue uno de los fundadores de la revista 'Alternativa', redactó reportajes como 'La odisea del náufrago sobreviviente del A.R.C. Caldas' en 1955 para El Espectador y uno de los más recordados fue 'Bateman: un misterio sin fin', reportaje que escribió para Semana sobre la muerte de Jaime Bateman.
A pesar de no terminar sus estudios superiores, la Universidad de Columbia en Nueva York le otorgó un doctorado honoris causa en Letras.
10 años sin el nobel: un legado irremplazable
Once novelas, cuatro cuentos y tres narrativas de no ficción son el legado que deja el literato más representativo de la cultura colombiana. A pesar de haber escrito su primer libro en 1955, 'La Hojarasca', la fama de su habilidad literaria y narrativa se dio en 1967 cuando público su aclamada obra 'Cien años de soledad' con la que vendió millones de ejemplares alrededor del mundo y consiguió el Nobel de Literatura 1982.
En el trasegar de su vida, Gabriel García Márquez escribió diversas obras, cuentos y columnas con narrativas distintas y que rompían con la tradicionalidad literaria a la que se estaba acostumbrado, dejando no solo para el mundo literario, sino también para el mundo entero, un legado imborrable en el tiempo.
En 1999 le fue diagnosticado un cáncer linfático, a pesar de estar estable y con controles médicos durante muchos años, finalmente en 2014, y después de una recaída producto de ese cáncer, Gabriel García Márquez murió el 17 de abril de 2014. Después de su fallecimiento, diversas personalidades del mundo literario, político y periodístico lamentaron su partida, entre esos el expresidente Juan Manuel Santos, quien mencionó que Gabo fue "el colombiano que en toda la historia de nuestro país, más lejos y más alto ha llevado el nombre de la patria". Se decretaron tres días de duelo nacional para honrar la muerte del nobel colombiano. Sus cenizas reposan en el claustro de La Merced de Cartagena de Indias, en territorio colombiano y en su amada región caribeña.
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