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El Campus Party de Quito crea el caldo de cultivo para los estallidos de creatividad

Campus Party

Mitad del Mundo (Ecuador), 20 sep (EFE).- Unos 2.500 entusiastas de la tecnología se concentran en un centro de convenciones a tiro de piedra del ecuador para explorar nuevas aplicaciones, montar robots con piezas de lego y hablar con palabras inteligibles para el resto de los humanos.

Se trata de la segunda edición del Campus Party Quito, un certamen tecnológico nacido en España hace 16 años y que se ha extendido a países como Brasil, Colombia, México y Alemania.

Los participantes comenzaron a llegar ayer, y se quedarán hasta el domingo, prácticamente sin ver la luz del sol, en un galpón que recibe su vida de los cables de internet con capacidad de cuatro gigabytes por segundo, 4.000 veces más velocidad que el acceso común en los hogares de Ecuador.

Muchos de ellos pasarán también la noche, en carpas, para no perderse de algo.

"Este es el ambiente adecuado en el que fluyen las ideas. Hay mucha gente, mucha creatividad por todas partes", dijo David Montenegro, de 22 años, que quiere levantar una empresa de desarrollo de software para educación y deportes.

Montenegro era uno de los jóvenes que se arremolinaban en torno a Didac Lee, un español de pelo largo de padres taiwaneses con apariencia de estrella de rock.

Lee no canta, su máxima aspiración fue jugar en el equipo de fútbol español Barcelona, pero en su lugar a los 19 años fundó su primera empresa de tecnología.

Diecinueve años después es Lee la cabeza de nueve compañías, que facturan 32 millones de euros al año y venden sistemas de seguridad en internet, redes sociales corporativas, control de flotas de vehículos y sistemas de comercio electrónico.

En 2006 Lee empleaba a tan solo 15 personas en la ciudad española de Girona, mientras que ahora tiene negocios en Japón, Brasil, Argentina, México, Estados Unidos, Italia y Francia, y cuenta con 400 trabajadores.

"La crisis (en España) nos alentó a tomar fuerzas y a reinventar nuestra empresa, porque entonces era una empresa muy focalizada en servicios, muy local y gracias a la crisis nos convertimos en una empresa global de innovación", dijo Lee, quien del mismo modo que otros gurús tecnológicos como Bill Gates y Steve Jobs no terminó la universidad.

Le sigue los pasos Luis Iván Cuente, otro español de 16 años, que hace cuatro desarrolló un sistema operativo con software libre que llamó "Asturix", porque él es asturiano.

"Comencé a los 12 años porque me aburría en casa, me aburría mucho en el colegio y decidí hacer algo que no fuera ver la televisión", dijo en el Campus Party.

Cuenta ahora que tiene otra compañía, Holalabs, que dice que "revolucionará" el escritorio de los computadores al incorporar todas las aplicaciones y servicios que usa una persona, como Facebook, Twitter y programas preferidos.

El próximo 26 de septiembre lanzará junto con un socio la versión beta, de prueba, a la espera de comentarios de los usuarios para mejorarla.

La descarga será libre y Cuente espera ganar dinero con el cobro de servicios sobre la base de su escritorio.

Las historias de éxito presentadas en el Campus Party, como las gestas de Jobs en su garaje de California, donde nació el gigante Apple, ocultan mucho sudor y muchos fracasos, recalcó Lee.

Para ser emprendedor "hay que combatir los propios fantasmas, el miedo al rechazo, a la incomprensión, a la sensación de soledad", dijo.

Lee confesó que unas seis empresas que él creó no salieron adelante y destacó que lo importante es que los fracasos "sean rápidos y que te cuesten poco dinero", y mantener el entusiasmo para intentarlo de nuevo.

Rafael Roldán, el director del Campus Party de Quito, cree que el certamen crea "ídolos" para jóvenes interesados en la tecnología y les inyecta motivación.

"Lo importante es disfrutar con lo que uno hace, y eso es lo que estamos viendo aquí en el Campus Party, cada uno de ellos ve que tiene un motivo distinto, tienes la zona de ocio digital, la zona de innovación, la zona de ciencias, la zona de astronomía", explicó.

Al final, si los jóvenes como Montenegro tienen éxito podrán no sólo hacer realidad sus ideas tecnológicas, sino quizá cumplir también otros sueños. Que se lo digan a Lee, que ahora es directivo del Barcelona.