En completa normalidad se desarrolló la salida de los asistentes a la misa campal. Ellos salieron felices y seguros de haber recibido bendiciones con la visita del Papa a Medellín. Aunque cansados, muchos debieron caminar hasta conseguir transporte para regresar a sus casas.
Las horas continuas de pie y las ojeras en sus rostros evidenciaron la espera que vivieron algunos feligreses por ver y escuchar al Papa. Lo más común durante el evento fueron sonrisas y llantos de emoción por haber estado en la que denominan "la mejor eucaristía de sus vidas".
La salida de las más de un millón de personas se cumplió en total normalidad. Algunos dejaron el aeropuerto por la carrera 70, Guayabal, otros por la 65 y la calle 10.
El Metro de Medellín adelantó la apertura de las estaciones Aguacatala, Poblado e Industriales, así como las estaciones de buses de la línea 1 por el buen flujo de los asistentes a la misa.