Una mañana del 6 de noviembre de 1985 que parecía habitual en Bogotá terminó siendo uno de los días más oscuros de la historia del país.
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Desde las 10:30 de la mañana ingresaron siete guerrilleros del M-19 al Palacio de Justicia vestidos de civil y escondiendo armas ante la sospechosa disminución de la vigilancia y circuitos de seguridad. Una hora más tarde estalló una toma guerrillera. Se dispersaron en puntos estratégicos de los pisos de las altas cortes y luego entró un camión a sangre y fuego con otros 28 subversivos, un plan fraguado cinco meses atrás por Álvaro Fayad, alias ‘El Turco’.
El Ejército y toda la fuerza pública disponible acorralaron el Palacio de Justicia con helicópteros y tanques trataban de rescatar a al menos 350 rehenes entre empleados y magistrados, entre ellos el presidente de la Corte Suprema, Alfonso Reyes Echandía, que suplicaba en comunicación con RCN radio que cesara el fuego.
Pero la súplica no fue escuchada. La ofensiva del Ejército comenzó con más fuerza a la 1 de la tarde bajo el mando del entonces, general Jesús Arias Cabrales.
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Los combates causaron un incendio. Se vivió un verdadero holocausto y un terror durante 28 horas hasta que fue retomado el control el 7 de noviembre en medio de una guerra en toda la Plaza Bolívar, pero no cesó la horrible noche. Murieron 94 personas, 69 identificadas entre ellos el magistrado Reyes Echandía. Además de posibles falsos positivos de al menos 11 víctimas que salieron con vida y luego fueron halladas muertas.
Las condenas más significativas por este holocausto, hasta ahora, son del coronel retirado Alfonso Plazas Vega y el general en retiro Jesús Arias Cabrales, mientras que el M-19 fue amnistiado en un proceso de paz en 1990.