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Gustavo perdió la movilidad en su cuerpo hace 10 años a causa de la violencia. Desde entonces y con su esposa ha vivido en diferentes zonas de la ciudad, desde hace 6 meses y sin plata para pagar arriendo decidió construir un rancho de madera a un costado de la Ciudadela Nuevo Occidente.
A Gustavo lo acompaña su esposa y 3 hijos entre los 6 meses y 8 años, viven en medio de la pobreza absoluta, no tienen luz ni agua, comen por cuenta de los vecinos y sus hijos están enfermos.
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Aceptan que invadieron el lugar pero insisten que no tienen donde ir; por eso, la Alcaldía de Medellín los invitó para que se inscriban ante la Unidad de Víctimas o en los programas sociales para que les definan a que tipo de ayuda pueden acceder y reiteró que por ningún motivo permitirá la invasión de familias que intenten construir en zonas de alto riesgo o en el espacio público.
Mientras Tobón explica que la intención es preservar las vidas de los ciudadanos, Gustavo espera la solidaridad de sus vecinos para salir de la pobreza en la que vive hace más de una década.
