La sonrisa del papa Francisco quedó plasmada en las paredes de Hogares San José, donde en septiembre de 2017 recibieron la bendición directa del sumo pontífice en su única visita a Colombia.
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“Para nosotros fue una bendición tenerlo en los hogares, visitándonos, ver esa persona tan cercana, que nos trajo tanta fe y esperanza para seguir luchando por los niños huérfanos y desamparados que tenemos”, expresó María Cristina González, directora la Sección Bachillerato de Hogares San José.
En los más de 114 años que se han dedicado a la infancia de los menores desprotegidos de Medellín no habían vivido un momento tan sagrado como sentir el abrazo del Francisco con los 1.100 niños y niñas, a quienes les llevó un detalle a cada uno y también le dejó un obsequio invaluable a Hogares San José.
“Es el regalo más preciado que tenemos, contar con una sagrada familia que nos trajo él expresamente como reconocimiento a la obra que hemos manejado”, agregó González.
Aunque su recibimiento se planeó durante meses, el papa no fue mucho de protocolos, una monja dejó estampado uno de los icónicos momentos al obsequiarle una camiseta de Atlético Nacional.
“Ese momento fue único, nos tomó por sorpresa a todos, creo que al papa, a todo el protocolo y a nosotros mismos. Fue muy simpático”, manifestó la directora de la Sección Bachillerato de Hogares San José.
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Miles de creyentes se apostaron alrededor del internado de la arquidiócesis, pero algunas familias tuvieron el privilegio de verlo desde el balcón de la casa.
En Hogares San José aseguran que el principal mensaje que les dejó Francisco es no desfallecer en la protección de los niños.
