Nació como una promesa de vivienda para trabajadores. A mediados del siglo XX, el gobierno impulsó la construcción de barrios obreros. Así nació Villa Hermosa: como un espacio digno para las clases populares que llegaban a la ciudad en busca de oportunidades.
¿Sabías que antes fue una finca? La zona se llamaba Villa Hermosa por una finca que existía allí. El nombre fue adoptado por el barrio cuando comenzó su urbanización.
En este barrio han nacido y crecido artistas, poetas, músicos y bailarines. Además, es cuna de procesos comunitarios que le apuestan al arte como forma de transformación.
Villa Hermosa fue clave en el crecimiento del oriente de Medellín. Este barrio fue uno de los primeros en consolidarse en la ladera oriental. Su expansión impulsó la creación de otros sectores como Buenos Aires, Enciso y Caicedo.
Don Carlos Vásquez Latorre, antiguo propietario de estas tierras, donó el terreno para la construcción de la iglesia La Sagrada Familia y el parque principal, marcando el inicio de Villa Hermosa como barrio planeado.
Su gente es su mayor tesoro. A pesar de los desafíos, Villa Hermosa es símbolo de resistencia, solidaridad y orgullo popular. Un barrio que nunca pierde su esencia.
Villa Hermosa: un barrio con historia, tradición y mucho corazón
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