Benedicto XVI, cuyo nombre secular era Joseph Aloisius Ratzinger, falleció en la mañana del 31 de diciembre del 2022 a las 9:34 a. m. (hora Roma).
Fue el Papa número 265 que ha tenido la Iglesia Católica, su periodo fue desde el 19 de 2005 hasta el 11 de febrero de 2013.
Una de las labores del guía de la Iglesia, como representante de Cristo, es invitar a la promoción de la fe desde la reflexión.
El obispo de Roma es el principal promotor del cristianismo y tiene por lo menos dos apariciones en la plaza de San Pedro a la semana. El miércoles en audiencia pública y los domingos con el rezo del Angelus.
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Dentro de sus funciones más importantes está redactar encíclicas, documentos jurídicos eclesiásticos, audiencias públicas y cartas, todas estas procurando invitar a los fieles a la reflexión.
¿Cómo fue la última homilía de Benedicto XVI?
Las homilías forman parte de los espacios de encuentro para la reflexión religiosa. La última homilía que predicó Benedicto fue el 13 de febrero del 2013, dos días después de anunciar su partida.
Esta homilía fue la que realizó durante el Miércoles de Ceniza de este año, invitando a la comunidad a iniciar la cuaresma.
Para mí, es una ocasión propicia para agradecer a todos, especialmente a los fieles de la Diócesis de Roma, al disponerme a concluir el ministerio petrino, y para pedir un recuerdo particular en la oración.
Así dice el Señor: convertíos a mí de todo corazón con ayuno, con llanto, con luto. Hay que subrayar la expresión de todo corazón, que significa desde el centro de nuestros pensamientos y sentimientos, desde la raíz de nuestras decisiones, elecciones y acciones, con un gesto de total y radical libertad.
El Obispo de Roma durante su prédica también habló del retorno a Dios y como este recibía a sus hijos.
El retorno al Señor es posible por la ‘gracia’, porque es obra de Dios y fruto de la fe que ponemos en su misericordia. Este volver a Dios solamente llega a ser una realidad concreta en nuestra vida cuando la gracia del Señor penetra en nuestro interior y lo remueve dándonos la fuerza de rasgar el corazón.
El entonces Papa, Benedicto XVI, también recordó la importancia de vivir la vida y la fe en comunidad, esto dijo.
Cristo ha venido para reunir a los hijos de Dios dispersos. El “nosotros” de la Iglesia es la comunidad en la que Jesús nos reúne. Y esto es importante recordarlo y vivirlo en este tiempo de cuaresma: que cada uno sea consciente de que el camino penitencial no se afronta en solitario, sino junto a tantos hermanos y hermanas, en la Iglesia.