Un ensayo musical pagado en febrero pasado con recursos del Presupuesto Participativo dejó antojado a este grupo de niños habitantes del barrio 8 de Marzo en el oriente de Medellín, que desde entonces sueña con armar la mejor chirimía de la ciudad.
Como Nasly, a quien mostramos con la autorización de sus padres, otros 13 niños estudiantes de primaria asisten a clases en la mañana y por las tardes, cuando este profesor les presta los instrumentos ensayan sin parar aprovechando que por unas horas, pueden tocar las maracas, los tambores y flautas.
Aunque no tienen instrumentos no pierden la alegría y el reto de conseguirlos, por eso, algunos de los padres sacan dinero de sus bolsillos para pagar el transporte y el préstamo de estos elementos, con la intención que no pierdan el impulso y las ganas de conformar el grupo artístico.
Para que la música no se apague o los ánimos de estos pequeños no decaiga, esperan quien les pueda regalar los instrumentos musicales que les cumpla el sueño de recorrer las calles de su barrio, entre La Sierra y Buenos Aires, tocando y alegrando la vida sus vecinos y amigos.