París, 30 dic (EFE).- El filme "The Master", de Paul Thomas Anderson, está precedido por críticas excepcionales pero también por una cierta controversia debido a su inspiración en los primeros años de la Iglesia de la Cienciología, aunque el director asegura que no pretendía "levantar revuelo".
El cineasta es consciente de los sentimientos encontrados que ha desatado esa película, pero según explicó en un encuentro con periodistas durante su presentación en París, no se considera un "director polémico".
Y es que, pese a la buena acogida de la crítica y del público, la cinta, que se estrena en España el próximo viernes, no se ha librado de reproches en Estados Unidos, sobre todo por parte de los adeptos a la Cienciología, que algunos ven como una religión y otros como una secta.
La Cienciología ha servido como reclamo para un filme alabado desde su estreno y que triunfó en la Mostra de Venecia, donde se llevó el León de Plata a la mejor dirección y la Copa Volpi a la mejor interpretación masculina, concedida ex aequo a sus dos protagonistas, Philip Seymour Hoffman y Joaquin Phoenix.
"Estoy contento con el resultado, es exactamente lo que quería", asevera el padre de la criatura, niño bonito del cine estadounidense desde los inicios de su selecta carrera (solo seis películas en dieciséis años), y cuya anterior cinta, "Pozos de ambición", se remonta a 2007.
Ese paréntesis, según aclara, no se debió a una "falta de inspiración o afán de perfeccionismo, sino a circunstancias varias", como la falta de disponibilidad de Seymour Hoffman o el nacimiento de su hijo.
El aclamado director de "Magnolia" habla con entusiasmo de sus actores, desde Amy Adams, por su "fantástica interpretación de un ser monstruoso en su búsqueda de la perfección", hasta Hoffman, un "habitual" con quien trabaja por quinta vez. Y, por supuesto, de Phoenix.
"Joaquin es muy temperamental, pero yo ya estaba curado de espanto después de trabajar con Danny Day-Lewis en "Pozos de ambición", bromea.
Aunque el título del filme sólo haga referencia al personaje de Seymour Hoffman, el protagonismo y el peso interpretativo se reparte equitativamente entre el oscarizado actor y Phoenix, que con este papel vuelve al cine por la puerta grande.
"The Master" supone el regreso a la pantalla del camaleónico actor tras ese falso documental filmado 2010 y llamado "I'm still here", una cinta que narraba su supuesto retiro de la interpretación para convertirse en estrella de hip hop, y que dejó a todos con la mandíbula desencajada.
"Creo que se sentía muy vulnerable desde ese proyecto y este papel lo ha revigorizado", sostiene Anderson, que recuerda cómo, para preparar su personaje, el actor se pasaba el día viendo vídeos en Youtube de animales enjaulados.
El personaje de Phoenix y determinadas escenas de la película fueron la génesis del proyecto, según el director, y en efecto, la fuerza que emana de ciertos momentos y de la interpretación sobrepasa en importancia a la propia trama.
Aunque esta última tampoco se queda atrás, al abordar temas tan espinosos como el fanatismo, la religión, la sumisión, o una relación de amor entre dos hombres que "sin ser homosexual", el cineasta describe como "profunda, loca, sinsentido, intensa e inexplicable".
Por el momento, el filme ha triunfado entre la crítica y ha conseguido un resultado aceptable en la taquilla estadounidense, por lo que a su director no le inquieta demasiado la acogida que tenga en otros países, ahora que llega su estreno más generalizado.
Si a alguien no le gusta, "no será por el tema de la religión, sino porque no entienda a los personajes", afirma Anderson, que se apresura a reconocer entre risas que esa posibilidad entra dentro de sus cálculos, ya que la película que ha hecho, a su juicio, "es un poco locura".