Parecía un día normal para Luis Fernando, un taxista que se dedica al oficio hace por lo menos 15 años, cuando, a eso de las 8:15 de la mañana en el sector de Los Cerros de Buenos Aires, recogió a dos mujeres.
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De ahí en adelante comenzó una carrera contra el tiempo, en el trayecto, recordó su experiencia como enfermero de combate en el Ejército y empezó a llevar el pulso de las contracciones.
Al cabo de unos minutos, el nacimiento fue inminente y siguiendo las recomendaciones de su hija enfermera vía telefónica, ayudó a que una hermosa niña llegara al mundo.
Inmediatamente después del alumbramiento, Luis Fernando llevó a la madre y su bebé a un centro hospitalario, donde recibieron atención médica, una historia con final feliz marcada de solidaridad y esperanza.