Después de más de 30 años de recorrer las calles de Medellín con la silleta a sus espaldas, 10 premios ganados, el júbilo y el orgullo de ser portador de la tradición, el silletero Carlos José Atehortúa se quitó el cargador, la paruma, el carriel y la ruana para entregar su legado a su hijo.
“Hoy me siento muy orgulloso de entregarte este legado, sé que va a quedar en muy buenas manos, este legado como tú me dijiste el día de tu cumpleaños que por qué te entregaba lo que yo más amaba, y yo te contesté: porque te amo”, manifestó Carlos José Atehortúa.
A sus 58 años, respeta y ama su oficio, ser silletero para él, es la mejor profesión, y su principal orgullo.
“Ser silletero es primero agradecimiento con nuestros abuelos, con nuestros ancestros, segundo es llevar a las espaldas una tradición cultural, una memoria, un patrimonio cultural e inmaterial”, expresó.
Este es quizás el año más emotivo de toda su carrera, el primer año en que no será el protagonista sino el espectador, viendo desde las gradas a Juan, su único hijo y quien a partir de ahora será el encargado de continuar la tradición familiar.
“En nuestro territorio hay una costumbre y es que nosotros nos tenemos que enfermar o tenemos que morir para dejarle ese legado cultural a nuestros hijos, y yo dije no, yo no quiero llegar hasta allá, yo quiero que mi hijo aproveche la edad que tiene”, agregó.
Entre los dos, construyen la silleta con la que Juan Camilo va a participar en esta edición del Desfile de Silleteros. pesará 90 kilos, pero sabe que lo que lleva a sus espaldas, más que flores, es el legado de tres generaciones que desde este domingo continúan con él.
“Es algo trascendental, porque mi padre con esto no solo me está entregando toda su pasión, la tradición que ha tenido durante tantos años, sino que está el legado de mi abuela, de mis bisabuelos y de toda esa raíz silletera que ha perdurado por muchísimos años”, señaló Juan Camilo Atehortúa.
La familia Atehortúa, una de las más tradicionales del corregimiento Santa Elena, escribe una nueva historia.
“Yo mirando a mi hijo desfilar, para mí va a ser un orgullo pero va a ser muy duro ver a mis compañeros desfilar y verlos pasar y bueno, pero me siento orgulloso y agradecido por todo lo que me ha dejado a mi esta tradición cultural silletera”, anotó Carlos José.