Un sabor agridulce ha dejado la gira “Las Mujeres Ya No Lloran” de Shakira, pues haciendo un recuento de lo sucedido en las últimas semanas, no todo ha sido “color de rosa” en este esperado tour.
El pasado 11 de febrero, Shakira comenzó su gira en el estadio Nilton Santos de Río de Janeiro, en Brasil. La expectativa de sus fans era enorme, pues se trataba de su regreso a los escenarios después de varios años, sin embargo, la noche no fue como se esperaba, ya que, a lo largo del show, varios asistentes reportaron fallas en el sonido, lo que afectó la calidad de su interpretación en algunas canciones.
Se asegura que el volumen del micrófono se reducía de manera constante, haciendo que, por momentos, la voz de Shakira no se escuchara con claridad.
Los impases continuaron cuando el pasado 15 de febrero fue anunciado que su fecha en Medellín, inicialmente programada para el domingo, 23 de febrero, sería reprogramada para el lunes 24. Esto generó revuelo en redes sociales y entre sus seguidores, debido a que cientos de personas tenían gestionados, no solo permisos laborales, sino también tiquetes aéreos comprados y hoteles reservados.
Foto: X / Shakira
Posterior a su visita a Brasil, la barranquillera tenía programado su paso por Lima, Perú, el pasado domingo, 16 de febrero, show que pocas horas antes fue cancelado por problemas de salud de la artista, relacionados con un serio cuadro abdominal que la llevó a estar hospitalizada.
Pese a ello, la segunda fecha programada para el 17 sí fue cumplida y la del 16 fue reprogramada para el mes de noviembre.
Una de las situaciones más lamentables de este accidentado tour se presentó este viernes, 21 de febrero, cuando iniciaron los rumores respecto a la cancelación de la fecha en Medellín, que ya había sido reprogramada.
Por supuesto, hubo indignación total entre los seguidores de Shakira, quienes ya enfrentaban las consecuencias del incumplimiento de una primera fecha.
Cientos de personas asumen hoy las consecuencias de esta decisión que se debería a temas logísticos y que causa, para muchos, grandes pérdidas económicas y el sinsabor de no poder ver a su artista favorita por la cual hoy, en la capital de la montaña, las mujeres sí lloran.
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