Este era el panorama en una de la calles del barrio Santa Rita del municipio de Bello. Allí un pastor de una iglesia cristiana convocó a un culto a los habitantes del sector, en plena cuarentena nacional. En total, cerca de 160 personas asistieron a la celebración, muchos de ellos, incluso, sin los protocolos de bioseguridad.
Y es que fue precisamente un uniformado de la policía quien persuadió a los asistentes al culto, para que se fueran para sus casas.
Aunque el pastor fue sancionado con una multa superior a 936.000 pesos, a los feligreses no se les impuso una contravención pues acataron el llamado de la policía para regresar a sus casas inmediatamente.