Para Salomé, quien vive en el barrio Manrique La Esperanza, no existe límite alguno que no pueda superar. Desde hace algunos años, paga cuando puede sus clases de piano. Su sueño ahora es comprar uno para tenerlo en su casa, y poder enseñarles a más niños, por lo que decidió hacer público su emprendimiento: vender stickers.
“Así que planeé, si vendo los stickers podría comprar un piano, porque también mi profesora me contó que podemos hacer una donación para poder comprar el piano”, contó Salomé.
Además de sus stickers, Salomé por su cuenta aprendió inglés y poco a poco incursiona en francés, italiano e incluso japonés y ya les da clases a otros dos niños. Con el dinero que recibe se paga sus clases de piano.
“Yo creo que todos los niños tienen capacidades muy especiales, cada uno en su etapa, en lo que le gusta, lo que se le genera al niño y se le empieza a despertar, también lo que a uno le ayuda a inculcar”, expresó Cristina Toro, mamá de Salomé.
A su corta edad, tiene claro que el tiempo y los recursos que se tienen a disposición hay que aprovecharlos. Sus ganas de aprender la han llevado a comprender el valor de ganarse, con su esfuerzo, lo que necesita para salir adelante.
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