El nombramiento del papa León XIV marca un hito en la historia de la Iglesia católica, no solo es el primer pontífice norteamericano, sino también el segundo del continente americano, tras su predecesor Francisco. Con una sólida formación dentro de la orden de los agustinos, su llegada al trono de Pedro plantea una serie de interrogantes sobre el rumbo que tomará la iglesia en esta nueva etapa.
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El antes cardenal Prevost, hoy papa León XIV, ha sido un mediador entre las posturas progresistas y conservadoras dentro del Vaticano, su trabajo estuvo cercano con el papa Francisco en la selección de obispos a nivel mundial. Su labor en el Dicasterio para los Obispos, junto con su experiencia pastoral en Latinoamérica, le han otorgado un profundo conocimiento sobre las realidades sociales y eclesiásticas de distintas regiones.
“Yo creo que es más la cercanía con la iglesia latinoamericana, sin duda hay una realidad que no podemos desconocer nosotros pues que la iglesia es universal que la iglesia tiene una realidad muy significativa en América en general, en el norte, en el centro, en el sur, hay una presencia muy significativa”, manifestó padre Óscar Álvarez, vicario general de la Arquidiócesis de Medellín.
Como obispo de Chiclayo en Perú, Prevost pidió a los políticos no entrar a la política por beneficio propio sino para servir a la comunidad.
Luego de la muerte de Francisco, Prevost afirmó que aún quedaba mucho por hacer en la transformación de la iglesia, aseguró que la iglesia no puede parar, no puede retroceder, agregó que tenemos que ver cómo el Espíritu Santo quiere que la iglesia sea hoy y mañana, porque el mundo de hoy, en el que vive la iglesia, ya que no es el mismo que el mundo de hace 10 o 20 años.