Con una eucaristía en la Basílica Metropolitana, se cumplió uno de los deseos del cardenal Darío Castrillón, que pidió antes de morir que sus restos fueran trasladados a Medellín.
El prelado murió el pasado 17 de mayo en Roma donde residía por ser uno de los cardenales más cercanos al papa Francisco y tras padecer una delicada enfermedad. Los restos mortales llegaron ayer a la ciudad y a esta hora son inhumados en una cripta de la catedral metropolitana.
El cardenal Castrillón fue uno de los obispos colombianos más destacados en la Curia Romana y fue prefecto de la Congregación para el clero mundial.