En las últimas cuatro temporadas, en la Serie Mundial de béisbol, tres campocorto o ‘short stop’ han salido como el MVP de la final, el último Corey Seager con los Texas, aunque previo a esto pasaron muchos años para que dicha posición fuera galardonada y ese fue el gran Édgar Rentería.
Fue en 2010, cuando el colombiano en el epílogo de su carrera lograba su segundo anillo de campeón de la MLB. Con los Gigantes de San Francisco, Édgar le devolvió la alegría a la novena de California luego de 56 años de sequía.
“Gracias a Dios salió el jonrón para ganar y la verdad que todo el equipo se lo merece porque jugamos para ganar y el picheo se paró como lo grandes que son”, decía Rentería.
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En aquella final, coincidencialmente ante los Texas Rangers, el barranquillero participó de los cinco juegos de la Serie Mundial, anotaba seis carreras, la sacó dos veces del parque y terminó con un promedio de .412 al bate para que fuera el Most Valuable Player, MVP, de dicho título.
Y siguió el beisbolista atlanticense: “Las dos son importantes para mi carrera, las dos son importantes para mis equipos, yo creo que en el 97 jugamos para ganar y este año también repetimos”.
En 1997 con los Marlins de la Florida, en 2010 con los Gigantes de San Francisco y sin dudas el mejor pelotero colombiano de todos los tiempos siempre será recordado en la gran carpa del béisbol de los Estados Unidos.