Este legendario reloj ubicado en una de las torres de la Iglesia San Ignacio, construida entre 1803 y 1809, estuvo apagado durante 40 años. Por eso Comfama se dio a la tarea de recuperarlo, para que la memoria y la historia de este distrito cultural y patrimonial no se pierda.
El sonido de la campana que estuvo en silencio durante 4 décadas alegró hoy la vida de los transeúntes. Patricia lleva 12 años con su chaza en la Plazuela San Ignacio y confiesa que ni se había percatado que el reloj no funcionaba, pero ahora celebra la restauración.
El viejo reloj restaurado por dos expertos relojeros de Envigado y Jericó, acompañará la visita diaria de estas dos guacamayas que vuelan hasta la cúpula o las torres de este referente patrimonial del centro de Medellín.
Entre muchas particularidades, este reloj funciona con pesas que después de estar desequilibradas 480 meses, ya fueron restauradas y desde este jueves 19 de octubre los transeúntes, feligreses y visitantes al tradicional sector de San Ignacio, podrán escuchar las campanas cada 15 minutos.