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Relativa calma en el Nordeste

A pesar de los pocos, aislados y no por eso menos importantes hechos de violencia que esporádicamente se presentan hoy en el Nordeste, autoridades y parroquianos coinciden en afirmar que los actuales son días de tranquilidad en esta subregión del departamento.

Según el coronel José Gerardo Acevedo Ossa, comandante del Departamento de Policía Antioquia, en lo que va corrido de 2011 esta institución ha realizado 543 capturas de toda índole en esta región, mientras que en el mismo periodo de 2010 iban 278. Se ha incautado de 167 armas, contra 158 de 2010 y el homicidio presentó una reducción del 37%, pasando de 52 muertes violentas entre enero y julio de 2010, a 33 en estos casi siete meses de 2011, incluyendo miembros de la Fuerza Pública.

“Los delitos han disminuido, hemos capturado a 61 miembros de bandas criminales, a uno de ellos le dimos de baja, y hemos aprehendido a cuatro subversivos. Se ha incrementado la operatividad y aumentamos la presencia de efectivos en un 30%; ahora tenemos 472 policías en la zona. La gente cree en un 79.8% en la Policía, mientras que un 14.7% tienen una imagen desfavorable de la institución. Sin embargo, la gente denuncia en un 40%, mientras que el 60% prefiere no denunciar; no lo hacen por miedo o porque se acostumbraron a vivir con el delito”, manifestó el coronel Acevedo.

De acuerdo con la Tercera Medición de Seguridad Ciudadana 2011, la percepción de seguridad en el Nordeste es del 80.9%, el segundo porcentaje más alto de la encuesta, después de la subregión Occidente. El estudio señala que el 43.7% de los habitantes de esta región se sienten seguros, el 41.5% se sienten más o menos seguros y el 14.8% se sienten inseguros.

Y aunque todos apuestan allí por una paz perdurable, esos pocos y aislados hechos de violencia suceden porque las causas y actores que históricamente han salpicado de sangre estas tierras aún no han desaparecido.

Disputa territorial

El Nordeste antioqueño está ubicado al oriente de la Cordillera Central y está bañado por los ríos Nechí, Porce, Nus y Matá, entre otros.

Guerrilla, paramilitares, bandas criminales y grupos emergentes: a veces unos, a veces otros, a veces todos, se disputan sus grandes extensiones de bosques naturales (donde se encuentran los cultivos de coca), las rutas del narcotráfico y la explotación del oro. Sin contar el interés que despierta cada nueva megaobra que se inicia en la región, como el proyecto hidroeléctrico Porce IV, que se construiría en jurisdicción de los municipios de Anorí y Amalfi y que fue aplazado por una repentina sobrepoblación en el sitio, que reclama indemnizaciones millonarias, al parecer, coaccionada por la guerrilla.

Anorí, un ejemplo

A principios del presente año el orden público se vio sacudido por actos protagonizados por el frente 36 de las Farc en zona rural de Anorí. El primero de enero en la noche fueron lanzados 15 cilindros bomba a la base militar Esparta. Algunos cayeron en un caserío cercano causando destrozos en varias viviendas. El 24 de enero se presentó una movilización al casco urbano de 6.200 campesinos procedentes de las 51 veredas de Anorí, al parecer, presionados por la guerrilla.

El 30 de mayo, expertos antiexplosivos del Batallón de Ingenieros N.14 detonaron de forma controlada 14 cargas explosivas instaladas a tres kilómetros de Anorí, una de ellas ubicada en un bus de transporte intermunicipal. Además, los insurgentes hicieron estallar un artefacto en un puente y han realizado voladuras de torres de energía en las veredas Monte Frío, Medias Faldas y Providencia.

Como respuesta, la Fuerza Pública se hizo presente con más hombres y se incautó de caletas con armamento del frente 36 de las Farc al mando de alias ‘Olmedo’, por quien se ofrecen $200 millones de recompensa. Además, el Ejército Nacional consiguió la rendición de alias “pájaro”, comandante de la escuadra “Felipe Paternina”, halló explosivos Anfo en automotores que tenían como destino la compañía “capitán Mauricio” del Eln y realizó otros operativos contra los insurgentes a lo largo del año que se tradujeron en días de tranquilidad en las zonas rural y urbana. Según el secretario de Gobierno de Anorí, Alexánder Restrepo, los últimos meses en el casco urbano han transcurrido en calma. “Se presentaron tres homicidios el año anterior, mientras que este año no tenemos muertes por hechos de violencia”, aseguró el funcionario. Gudiela Betancur, una señora que reside cerca al parque principal, declaró que “en el pueblo no ha pasado nada estos días”.

“Todo está muy calmado, pero nosotros seguimos pidiendo electrificación, salud, legalización de la minería de oro, que pavimenten las vías rurales y la reanudación de la construcción de la hidroeléctrica Porce IV”, dijo a su vez Henry Cárdenas, secretario de la junta de acción comunal de la vereda Las Cruces.

Existe una firme convicción en el Nordeste, la de trabajar para que la paz no sea una utopía. La Fuerza Pública le apuesta a ese objetivo y espera la ayuda de la población, mientras que “los nordesteños le piden más apoyo al Estado, para que la calma actual no sea relativa sino perdurable”, apuntó Cárdenas.

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