En julio de 2012, Londres fue el epicentro del deporte mundial, al ser la sede de los juegos olímpicos, las justas deportivas más emblemáticas del planeta.
Tanto en la ceremonia como en los juegos que se extendieron hasta mediados de agosto de ese año participaron 10 568 atletas, de 204 países.
The Queen is under medical supervision at Balmoral after doctors became concerned for her health, says Buckingham Palace https://t.co/1G8oHvXd7S
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Y es que no era la primera vez que la capital inglesa albergaba este certamen, pues en 2012 fue la tercera oportunidad para vivir los juegos olímpicos.
La ceremonia de apertura se llevó a cabo en el estadio olímpico de Londres, el 27 de julio de 2012, un escenario construido solo para la olimpiada. El espectáculo, llamado “Islas Maravillosas” fue coordinado por Danny Boyle, productor y director de cine británico.
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Como todo acto protocolario y de estado, la reina Isabel II fue invitada de honor, debido a que, como representante de la corona británica, era la encargada de inaugurar los juegos.
Todos esperaron la llegada de su majestad, atendiendo el protocolo que dicta la casa real, sin embargo, esa vez fue diferente.
Ante la mirada de miles de asistentes y millones que seguían la transmisión en todo el mundo, la imagen se trasladó al palacio de Buckingham, donde uno de los funcionarios de la casa real abrió una de las salas donde de manera habitual trabaja la reina Isabel II.
Así ha interrumpido su programación @bbc para contar el empeoramiento del estado de salud de Isabel II pic.twitter.com/vODkScMW4W
— Enrique Rodríguez (@rodriguezcoello) September 8, 2022
Seguidamente, James Bond, personaje interpretado por el actor Daniel Craig ingresó a la sala y, contrario a lo que dicta el protocolo, de esperar a que sea la reina quien iniciara la conversación, luego de un saludo con una venia y que fuera la monarca quien autorizara a su invitado a sentarse, el superagente británico la interrumpió con una pequeña tos mientras se notaba como, de manera sincronizada, sonaban los más de 600 relojes del palacio, atendidos por un relojero especial.
Tras un saludo informal, la monarca se despidió al salir de la sala, acompañada de dos de sus perros Corgis, sus favoritos y que la acompañaron desde 1944 (hasta ahora ha tenido 30 aproximadamente), tras su paso y como lo dicta la casa real, James Bond siguió sus pasos.
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El recorrido se extendió por algunos de los pasillos del palacio, compuesto por 775 habitaciones en un área de 15 hectáreas, hasta llegar al jardín donde junto al icónico agente británico abordaron un helicóptero, que los llevó a recorrer parte de Londres hasta arribar al estadio.
Al llegar al lugar, el helicóptero quedó suspendido durante un instante sobre el escenario deportivo y, contrario a lo que muchos esperaban que aterrizara en medio del gramado, la reina se asomó a una de las puertas de la aeronave y ante la mirada expectante de los asistentes y sin importar su vestido, de color rosa muy discreto y diferente a los colores vivos que acostumbra usar, sobre todo por su esquema de seguridad, saltó de la aeronave seguida de Bond.
Día para recordar a Bond y la reina en la inauguración de los Olímpicos. pic.twitter.com/lQOT0UO6rN
— Disfuncionario (@Paterpau) September 8, 2022
Segundos más tarde, dos paracaídas con la bandera del Reino Unido (Union Jack) acompañaron la caída de su majestad y el agente.
Acto seguido, el presentador oficial del evento anunció, de manera protocolaria, a la monarca -que más tiempo ha ocupado el trono británico (69 años)- quien también arribó acompañada del duque de Edimburgo.
Desde su coronación, en 1953, este ha sido uno de los momentos más memorables en los que, de múltiples maneras, se vio roto el protocolo para acompañar un acto de talla mundial.