[Blog de LACalle] No era para menos que la Alcaldía de Medellín se alegrara y celebrara el Premio Nacional de Paz otorgado al municipio de San Carlos, oriente antioqueño, por su trabajo de retorno de las familias desplazadas a sus tierras. Es que Medellín es protagonista en la devolución de la paz a más de 300 familias.
Familias que un día perdieron su tierra que constituía toda su vida, su historia, su existencia misma. Hoy la recuperan, gracias a su gobierno, el de Medellín, y a ellos mismos. Son más de 300. Familias campesinas del municipio de San Carlos, uno de los pueblos más golpeados, en esta historia nuestra, por violencias que se juntan en una sola agrandada: perder la tierra.
El Premio hace resaltar el trabajo de solidaridad que hizo la Alcaldía de Medellín para facilitar, primero, el retiro de las minas quiebrapatas ?una de las mezquindades que, como el secuestro, envilece la guerra misma?, y, segundo, el retorno de los despojados con sus familias, proyecto que hoy se extiende a otros municipios del oriente antioqueño.
El Premio, entre 101 postulados, es sin duda más que merecido, y es el reconocimiento además a una política que permite ver que el poder, conducido por la buena voluntad, sí puede mejorar la vida y, en este caso, hasta devolverla.
Se dice que muchos campesinos tenían mirada iluminada e incrédula. Es que, como advierte Eduardo Galeano, “cuesta más la alegría que la pena, porque a la pena, al fin y al cabo, estamos acostumbrados”.
Luis Alirio Calle M.
@LuisAlirioCalle