Qué preocupación tan grande ronda el mundo futbolístico del país, y es que estas salidas internacionales -como la de Atlético Nacional vs. Olimpia y Millonarios vs. Fluminense- se volvieron un dolor de cabeza para todos.
Los grandes retos se están volviendo imposibles de superar, nos estamos quedando sin ropa para demostrarle al continente que tenemos con qué pelear los grandes objetivos.
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Esa realidad la están viviendo Millonarios y Nacional, que aparecieron el escena en la Copa Libertadores y ya se fueron eliminados apenas en la segunda fase, y la Selección Colombia, que aún sobrevive con un tanque de oxígeno en la eliminatoria al Mundial de Catar 2022. Y lo peor de todo esto es que la solución parece estar cada vez más lejos.
Son los mismos errores de siempre, dolores de cabeza con los arqueros, problemas defensivos, falta de gol en momentos cumbres, bajo nivel futbolístico, procesos equivocados, no hay buen juego, se perdieron la categoría y jerarquía, tampoco hay sensibilidad con la pelota y, como si fuera poco, parece no haber dolientes.
El pasado del fútbol colombiano
Todo tiempo pasado fue mejor y parece que muchos están viviendo de ese cuento, estamos recorriendo el peor de los caminos, un campeonato donde se descabezan técnicos por deporte, las contrataciones no funcionan, y estamos hablando de costos enormes.
A muchos solo les interesa el negocio y se olvidaron de que al fútbol colombiano hay que respetarlo por la historia que con tanto sacrificio ha construido por años, en un continente donde es muy difícil mostrar principios de autoridad, por la grandeza que muchos de nuestros vecinos llevan sobre los hombros.
¿Saben qué? Trato de ser uno de esos colombianos que esto no lo pasa inadvertido, me duele ver cómo hacemos el OSO cada que nos clasificamos para estos eventos y sí quiero desde esta tribuna hacer un llamado a quienes todavía les interesa este deporte, que a muchos nos une, para que aporten soluciones y no se queden como seres indolentes a los que solo les interesa hacer crecer sus cuentas bancarias y que al resto se los lleve el que sabemos.