Resumir la historia de Atlético Nacional en unas líneas resulta una labor, además de difícil, injusta e incompleta; pero si hablamos de la grandeza, de lo que lo hace un club de impacto a nivel nacional y continental, hay que referirse a sus dos Copas Libertadores de América, y en este caso, a su primera conquista.
El torneo de clubes más importante de Sudamérica se juega desde 1960. Los primeros años estuvieron dominados por uruguayos y brasileros, luego repuntaron los argentinos. El primer logro colombiano demoró 29 años y llegó con el verde antioqueño.
En 1989, Atlético Nacional vivía una época de "puros criollos". Luego de siete años ausente en la Copa, Francisco Maturana lideraba un equipo lleno de talento local con hambre de triunfo y comenzó su aventura en el grupo 3 junto a Millonarios, Deportivo Quito y Emelec. Tras seis partidos, se clasificó en el segundo lugar de la zona con dos victorias, tres empates y una derrota.
El equipo de René Higuita, Andrés Escobar, Leonel Álvarez, Alexis García, Luis Alfonso Fajardo, Albeiro Usuriaga, Jhon Jairo Tréllez y compañía, hizo un proceso de menos a más, con la tenencia, el toque de balón y la elegancia como herramientas principales.
En octavos de final, el verde fue emparejado con Racing club de Avellaneda. En la ida en el Atanasio ganó 2-0 con autogol de Vásquez y gol de León Fernando Villa. En Argentina perdió 2-1 pero pasó de ronda por la diferencia de gol. El resultado era 2-0 en contra hasta que al minuto 86 Felipe Pérez marcó el gol de la clasificación.
En cuartos de final... ¡Clásico de Colombia! Nacional repitió enfrentamiento con Millonarios, mismo rival de la fase de grupos, con el que había perdido de local y empatado de visitante. La llave de eliminación directa, fue a otro precio. El equipo de Maturana ganó 1-0 en el Atanasio con gol del "Palomo" Usuriaga y empató en El Campín 1-1 con goles de Jhon Jairo Tréllez y Carlos "La Gambeta" Estrada para el club capitalino.
Quedaron cuatro equipos en competencia. Por un lado Internacional y Olimpia, en el otro Atlético Nacional y Danubio. En Montevideo, el verde logró un importante empate 0-0 y en la vuelta en Medellín llegó el golpe de autoridad: goleada 6-0 con goles de Alexis García, Níver Arboleda y un póker de Albeiro Usuriaga.
El nivel del equipo estaba en notable aumento, pero en la final se enfrentaba a un histórico, Olimpia de Paraguay. La llave no empezó bien, en el Estadio Defensores del Chaco se jugó la ida y el equipo verde perdió 2-0 con goles de Rafael Bobadilla y Vidal Sanabria.
Aunque el marcador era largo, la ilusión del título envolvió al país. América y Deportivo Cali ya habían sido subcampeones, era la oportunidad para el primer sorbo de Libertadores para Colombia. La definición del título no se pudo disputar en el Atanasio, pues la CONMEBOL exigía un escenario con capacidad mínima de 20.000 espectadores y para la época el máximo escenario antioqueño podía acoger un máximo de 17.000 personas. El Estadio Nemesio Camacho El Campín fue el escenario elegido, pues tenía una capacidad de 42.000 aficionados.
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— Atlético Nacional (@nacionaloficial) April 23, 2022
Miles de hinchas viajaron desde Antioquia y toda Colombia para una cita con la historia. El autogol de Fidel Niño y el gol de Usuriaga empataron la serie para que el oro se definiera desde el punto blanco. René Higuita se vistió de héroe atajando de palo a palo, pero sus compañeros fallaban en efectividad.
Cada equipo cobró ocho veces y seguían empatados, hasta que en la novena ronda erró Sanabria por Olimpia y convirtió Leonel Álvarez para Nacional. El país estalló. Por fin, un equipo colombiano podía levantar la anhelada Copa.
Atlético Nacional ha conseguido llegar a la final de la Copa Libertadores en tres ocasiones
La grandeza de los clubes es uno de los intangibles del deporte que lo hacen mágico. No hay una medida exacta. La historia, la afición, la representatividad y los ídolos tienen su cuota; pero si hay algo que cuenta y pica en punta, son los títulos.
En 1989 Atlético Nacional subió un escalón que cuesta subir. Un título que lo llevó a Japón a enfrentar al AC Milan, que lo puso en la lista de los grandes de Sudamérica y lo dejó marcado con letras doradas como el primer club colombiano en ganar la Copa Libertadores: la primera cuota para la grandeza continental.