El fútbol fue a cuenta gotas. Sin ideas y sin el talento que en cualquier momento descompone la táctica y las marcas. Pero al final Argentina impuso su mayor categoría para liquidar con amplitud a Corea del Norte (3-0) y de paso asegurar el primer lugar del Grupo F del Mundial Sub 20.
Sin el zurdo Erik Lamela, lesionado, el fútbol de la selección argentina dependía del volumen que pudiera aportarle Juan Iturbe, pero el jugador del Cerro Porteño paraguayo no apareció cuando más se necesitaba y el coraje y la presión de los asiáticos logró opacar a los suramericanos.
El ritmo lento y cansino, que alejó las emociones de los arcos, motivó la protesta del escaso público que asistió al Atanasio Girardot para ver el juego que cerraba la primera fase en la capital antioqueña. Pero los asiáticos hicieron caso omiso y mantuvieron su propuesta amarrete, basada en el férreo trabajo defensivo y a la espera de una jugada de sorpresa que les proporcionara la ventaja para alimentar la esperanza de avanzar. Oportunidad que no volvió después del cabezazo de Mun Hyok que se fue por encima del horizontal, cuando ya perdían 1-0.
Más con ganas que con argumentos, Argentina siguió insistiendo y al final encontró la recompensa. Fue Ferreyra el encargado de la apertura, a pase de Luque, pero el atacante del Banfield no aguantó la incomodidad de los pitos y mandó a callar a la afición. Después se cansó de perder opciones frente al arco de los coreanos.
Por fortuna para los argentinos, el ímpetu rival cedió al final y en pocos minutos lograron cristalizar un resultado que se antoja largo, porque los goles fueron muchos para el fútbol que ofrecieron.
El recién ingresado Villafanez aprovechó un balón en el área y de media vuelta anotó con la “ayuda” de Jang Song Hyok (m.84).
Parecía definitivo, pero en el último suspiro, tras cinco minutos de reposición, Cirigliano convirtió un golazo: paró, midió y acomodó el balón en un ángulo imposible para Om Jin Song.
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