Dos renombrados chefs, José Luis Vicente (España) y Alex Acevedo (Sonsón, Antioquia), han unido sus talentos culinarios para crear un plato único que celebra la belleza y la importancia del Páramo de Sonsón.
Esta reserva natural, única en el mundo, inspiró al chef español que recorría una exposición artística en el Real Jardín Botánico de Madrid.
Después de sumergirse en la rica fauna y flora de este territorio el cocinero se sintió conmovido por un deseo de concientizar sobre la importancia de preservar estos pulmones verdes de Colombia, que representan más del 50 % de los páramos del mundo y benefician a todo el planeta.
"De ahí surgió la idea de crear un plato que capturara la magia de este lugar"
José Luis se puso en contacto con Alex Acevedo, chef de La Gloria en Sonsón, y juntos compartieron su profundo respeto por la gastronomía tradicional y su pasión por la innovación.
Tras dialogar sobre el paisaje de este municipio, la importancia del Páramo y su conservación, así como los alimentos locales, comenzaron a trabajar en la creación de un plato especial que pudiera degustarse tanto en España como en Colombia.
La selección de ingredientes para este plato especial incluye elementos autóctonos de la región: aguacate hass, lechuga, maíz dulce, arroz, cebolla crujiente, solomito/trucha, aderezados con salsa de mango tropical.
Una característica distintiva de este páramo es la densa niebla, que crea un paisaje misterioso y enigmático. Para recrear esta atmósfera, los chefs utilizan una urna de cristal que cubre los alimentos y genera humo alimentario con pequeñas virutas de madera.
Esta experiencia culinaria sumerge a los comensales en un ambiente casi cinematográfico, subrayando la necesidad de preservar este ecosistema delicado.
La única disputa entre los dos chefs es sobre el maridaje. Mientras José Luis Vicente defiende un buen vino como la mejor opción, Alex Acevedo aboga por un zumo de gulupa, un fruto tropical local, para acompañar la comida. Sin embargo, ambos coinciden en la elección de un aromático café cultivado en las montañas de Sonsón para concluir la experiencia.