En el departamento hay más de 300.000 personas en condición de discapacidad, una parte de ellos se encuentran en el municipio de Barbosa, Norte del Valle de Aburrá, por cuenta de la cuarentena, muchos aseguran estar pasando serias necesidades.
Un verdadero drama es el que vive Jesús Emilio Castrillón, un habitante del municipio de Barbosa, pese a su limitación para movilizarse y una enfermedad que lo obliga a tomar medicamentos constantes y a hacerse permanente limpieza de las heridas que cubre con su camisa, desde hacía 11 años y gracias a una chaza que tenía en esta esquina del parque principal, se valía por sí sólo.
Debido a la llegada del COVID- 19, hace más de 2 meses, quedó viviendo de la caridad de sus vecinos y aunque es consciente de que debería permanecer en su casa, el hambre y las necesidad lo obligan a salir en busca del sustento diario.
En otra esquina de este parque, diagonal al atrio de la iglesia, pensativo y al parecer preocupado, está Felix Antonio Marín, pese a que en el año 2011 cuando trabajaba en un trapiche de caña perdió un brazo, esta chaza se había convertido en su principal fuente de ingreso, de la venta de cigarrillos, mecatos y gaseosas sacaba el dinero para comer y pagar su arriendo, hoy no tienen ninguna entrada económica y de su casa lo sacaron.
El alcalde Barbosa, aseguró que a la fecha la entrega de ayudas para personas más necesitadas del municipio ha estado acompañada por las Juntas de Acción Comunal.
Y mientras esas ayudas llegan hasta Jesús Emilio y a Félix Antonio, ellos pese al riesgo aseguran que deberán seguir saliendo en busca de la caridad de las personas para sobrevivir mientras algún día pueden retomar sus chazas.