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Patarroyo tendría la vacuna de la malaria en un año si le dejan usar monos

Patarroyo tendría la vacuna de la malaria en un año si le dejan usar monos

Santa Cruz de Tenerife, 27 feb (EFE).- El científico colombiano y descubridor de la primera vacuna contra la malaria, Manuel Elkin Patarroyo, ha asegurado hoy en Tenerife que si le dejan volver a experimentar con monos, en un año podría tener la vacuna definitiva contra la malaria con una efectividad cercana al cien por cien.

En una entrevista con Efe, antes de asistir a la inauguración de la fundación para el control de Enfermedades Tropicales, el investigador ha avanzado que se reunirá próximamente con los presidentes de Colombia y Perú para que le permitan trabajar con monos, después de que algunos ecologistas le acusaran de tráfico y maltrato de animales.

Tras estas denuncias, sus investigaciones sufrieron un parón, que no le ha permitido avanzar en la vacuna contra la malaria, que ya ha demostrado una eficacia de entre el 90 y el 95 por ciento en monos y espera un resultado similar en humanos.

Según ha explicado el científico, galardonado con el premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 1994, destruir el parásito que causa la malaria se puede hacer en dos momentos, cuando el mosquito pica a la persona y le introduce en la sangre el parásito y cuando la infección ya llega al hígado.

Patarroyo afirma haber resuelto el problema en más de un 90 por ciento en el caso de la infección en la sangre, a lo que se ha dedicado durante más de 25 años, y si le permiten volver a experimentar con monos podría trabajar en la infección en el hígado, que, según ha dicho, podría resolverla rápidamente ya que dispone de los medios para hacerlo.

Afirma que el problema no está en la dificultad de la investigación sino en que se le permita trabajar con monos, ya que estos animales tienen un sistema de defensa idéntico al del ser humano y, por tanto, el margen de error es menor.

Otra de las preocupaciones de Patarroyo es un posible repunte de la malaria propiciado por el cambio climático, la reducción de ayudas y la versatilidad del parásito (Plasmodium falciparum).

La subida de las temperaturas provoca que los mosquitos que lo portan se reproduzcan con mayor facilidad, razón por la que ya se han detectado casos autóctonos en Estados Unidos, en Los Balcanes y en países de Europa, como Grecia y España.

Patarroyo, que cedió los derechos de su primera vacuna contra la malaria a la Organización Mundial de la Salud después de rechazar una oferta de 60 millones de dólares de un laboratorio, ha aseverado que la financiación que recibe siempre ha sido estatal, lo que en ocasiones ha sido un problema.

El científico no quiere "contaminar" sus investigaciones con dinero, pues el objetivo final de todo este trabajo, en el que lleva involucrado más de 30 años, "siempre será" regalar la vacuna, cuya dosis no será superior a los 10 céntimos de euro.

Aunque las aportaciones económicas para la lucha contra la malaria han disminuido debido a la crisis, Manuel Patarroyo ha agradecido al Gobierno colombiano que haya cambiado su actitud y que le permita recuperar los fondos perdidos en el pasado, cuando le cerraron los presupuestos y España tuvo que asumir el coste.

Utilizando la malaria como modelo, el científico y su equipo de la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia (Fidic) llevan años trabajando con el fin de lograr una "metodología universal" para desarrollar vacunas sintéticas para casi todas las enfermedades infecciosas, más de 500.

Según ha indicado, la intención es llegar al nivel más íntimo de las moléculas de los microbios y descifrar "las reglas del juego", para ser capaz de curar tanto una malaria, como una tuberculosis, una hepatitis o cáncer de útero.

El investigador colombiano, que también ha desarrollado un nuevo método de diagnóstico temprano del cáncer de útero que permite saber quién padece de papiloma humano con una sola gota de sangre, ha desvelado que el propósito de este estudio es evitar en un primer momento la citológica, práctica médica poco común en los países en vías de desarrollo y en los musulmanes.