La situación migratoria por el Darién, que viven Colombia y Panamá, es preocupante para ambos países y para el resto del mundo.
Las condiciones a las que se enfrentan los migrantes en esta selva que es considerada una de las más espesas y peligrosas del mundo, han cobrado la vida de muchos caminantes.
Por estas trochas no hay control alguno de los gobiernos, pero sí de coyotes y grupos al margen de la ley, quienes cobran a los viajeros para poder cruzar por allí.
Desde Colombia hacia Panamá cruzan diariamente 2.500 personas. Según el ministro de Seguridad de Panamá, Juan Manuel Pino, en lo que va de agosto han cruzado más de 30.000.
El gobierno panameño aseguró que tomará medidas contundentes para frenar la migración por Tapón del Darién, esto debido a las condiciones en que llegan las personas tras atravesar la selva, especialmente los niños y niñas.
Si bien consideran que la solución es hacer un cierre desde Colombia para evitar que las personas entren a la selva, el gobierno colombiano alega que no puede retener a las personas que llegan hasta Turbo y Necoclí y que la cooperación para esta situación debe ser transnacional y no solo de estos dos países.
Foto: Melissa Demarchy
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