Hace más de 42 años y aun siendo un niño, Don Gustavo jugó y disfrutó del parque de Villa Hermosa, ahora ve con orgullo la transformación que ha tenido el lugar que lo vio crecer y que desde hace algunos meses es testigo del inicio de una nueva generación. Isaac, su nieto, será el encargado de continuar la tradición de pasar la tarde en el parque del barrio.
Con un gran sentido de pertenencia por su barrio, y con un poco de emoción, Don Gustavo asegura que no se imagina un lugar mejor para vivir.
A pesar del crecimiento urbanístico, Villa Hermosa conserva parte de lo que fue hace algunos años. Prueba de ello es la casa de Don Jorge, quien nos recibió con el particular ladrido de su perro. Este es un lugar de ventanas antiguas, baldosa bicolor y una terraza con vista al parque.
Entre vendedores, juegos, abuelos, vecinos y muchos árboles, el parque de Villa Hermosa seguirá siendo testigo del crecimiento de generaciones orgullosas de hacer parte de su historia.
