En el corazón de Medellín se levanta una joya bicentenaria que ha visto nacer generaciones enteras de sabios, médicos, poetas y soñadores: el Paraninfo de la Universidad de Antioquia.
Este edificio, declarado Monumento Nacional en 1982, no solo fue el primer hogar del Alma Máter antioqueña, también es testigo vivo de la transformación académica, cultural y social del país. Construido desde 1803, el Paraninfo acogió las primeras cátedras de gramática, filosofía, astronomía y química, y fue allí donde germinó una educación pública que ha marcado generaciones.
Con el tiempo, sufrió cierres, guerras, ocupaciones y abandono. Pero también vivió épocas de gloria: fue restaurado por primera vez en 1921 gracias al arquitecto Horacio Rodríguez, y más recientemente fue objeto de un proceso de recuperación que tomó casi dos décadas y costó más de 3.700 millones de pesos.
Hoy, sus techos restaurados, el Aula Máxima, los vitrales y corredores hablan de resistencia, memoria y conocimiento. A pesar de los retos que representa la presencia de cientos de palomas que deterioran su estructura, el Paraninfo se mantiene firme. Cada detalle fue recuperado con precisión: desde el ocre original de las paredes, hasta una piedra conmemorativa de 1821 y un documento hallado en la torre que sugiere que, alguna vez, funcionó allí un observatorio meteorológico.
Actualmente, este espacio patrimonial es sede de la emisora cultural, despachos institucionales, la librería de la Universidad y el escenario de grados y actividades académicas. Desde sus balcones aún se siente el susurro de siglos de enseñanza, debate e ideas que formaron el espíritu de Antioquia.