Hace más de un siglo, un hombre nacido en Aguadas, Caldas, emprendió una de las travesías más insólitas que recuerde la historia antioqueña. Su nombre era Fernando Estrada Estrada, y su legado más impresionante aún se alza en el barrio Prado: el Palacio Egipcio de Medellín.
Después de estudiar en Europa, recorrer Egipto y maravillarse con los templos de Karnak, Luxor y Dendera, Estrada regresó a Colombia para replicar la grandeza faraónica en una casa que combinaba astronomía, óptica, ingeniería y arte. La construcción tardó 17 años y se convirtió en el hogar de su extensa familia.
Entre columnas inspiradas en templos egipcios, mobiliario con monogramas dedicados a su esposa Soledad y un observatorio astronómico, el palacio fue durante décadas un punto de asombro en Medellín. Palacio Egipcio
Hoy, aunque la Casa de la Torre, como la llamaba la familia, ha sufrido el paso del tiempo, su historia sigue viva. Su torre aún apunta al cielo y resguarda la memoria de un hombre que soñó con las estrellas y con Egipto desde las montañas de Antioquia.
Palacio Egipcio de Medellín: el legado faraónico que aún se alza en el barrio Prado
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