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Movilizarse entre los resguardos indígenas de Río Murindó y Río Chageradó se convirtió en un camino de obstáculos minados para unas dos mil personas de las familias Embera Eyábida. La presencia de grupos armados y minas antipersona los obliga a permanecer confinados.
Desde 2019, la OIA alertó de la incursión de hombres armados en resguardos indígenas de Murindó, Urrao, Dabeiba, Frontino, Vigía del Fuerte y del Bajo Cauca.
El desabastecimiento es una de las consecuencias más graves que vive el territorio, pues los indígenas no pueden movilizarse para recolectar los productos de los cultivos. Esas comunidades se declararon en Minga Permanente como protesta y rechazo por el abandono estatal, en especial, con los asentamientos del Atrato Medio, en límites entre Antioquia y Chocó.
