En el corazón del nordeste antioqueño, los insectos y hongos, dos grupos esenciales para la vida en el planeta, han captado la atención de investigadores de la Universidad de Antioquia.
A través de la recientemente publicada Guía de insectos y hongos. Centrales hidroeléctricas Porce II y Porce III (2024), fruto del Convenio BIO entre la UdeA y EPM, se busca destacar la diversidad y el papel fundamental de estos organismos en el equilibrio ecosistémico.
Dirigida al público general, especialmente a las comunidades de Amalfi, Anorí, Gómez Plata, Guadalupe y Yolombó, esta guía es un llamado a valorar la biodiversidad que habita en torno a los embalses.
El estudio reveló que, aunque los insectos son los animales más abundantes del planeta, con más de 1.5 millones de especies descritas, su diversidad podría ser mucho mayor.
Durante los muestreos realizados en ecosistemas perturbados, semi perturbados y conservados, los investigadores colectaron más de 16,000 individuos, representando 17 órdenes distintos.
Entre ellos, destacan especies como mariposas, libélulas, grillos y mantis religiosas, cuya importancia en la polinización y el reciclaje de nutrientes es vital. Por otro lado, los hongos, considerados los "ingenieros invisibles" de los bosques, también deslumbraron con la identificación de 178 especímenes, incluyendo potenciales nuevas especies para Colombia.
El trabajo, liderado por Felipe Cardona, director del Herbario de la UdeA, y desarrollado por equipos especializados en entomología y micología, utilizó técnicas avanzadas de muestreo y análisis para capturar la riqueza biológica de la región. Además, se logró identificar patrones únicos de distribución y comportamientos que subrayan la importancia de estos ecosistemas como corredores biológicos y reservorios de biodiversidad.
La Guía de insectos y hongos no solo documenta la diversidad biológica, sino que también busca sensibilizar sobre la necesidad de proteger los hábitats naturales.
Mientras los insectos trabajan incansablemente en la superficie, y los hongos lo hacen bajo tierra, ambos grupos recuerdan la interconexión de la vida y el delicado equilibrio que sostiene los ecosistemas del nordeste antioqueño.
Este esfuerzo científico y educativo se posiciona como un legado para futuras generaciones, reafirmando el compromiso de conservar la riqueza natural de Colombia.
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