Hace más de un año, un incendio consumió en minutos el patrimonio de toda la vida de varios comerciantes del centro de Medellín.
Más de 20 locales comerciales fueron reducidos a cenizas, sin embargo, en medio de la desolación, surgió un nuevo comienzo. Esta es una historia de resiliencia.
Las cicatrices de las paredes quemadas se convirtieron en un recordatorio de la lucha de quienes, con esfuerzo y dedicación, construyeron un legado que no puede ser destruido por el fuego.
Las pérdidas materiales eran incalculables, pero el incendio dejó algo más que cenizas: la capacidad de resurgir.
John es uno de ellos, junto a su familia llevan 25 años trabajando en el centro comercial, su local de óptica era su orgullo y el sustento de su hogar.
El incendio le arrebató todo en cuestión de horas, pero no su espíritu emprendedor.
Lejos de rendirse, John y su equipo decidieron levantarse desde cero y abrieron otro local.
Hoy, en las paredes que antes quedaron ennegrecidas por el fuego, hay algo más que escombros: hay esperanza.
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