A propósito de la conmemoración del mes de los derechos hacia la mujer, una digna representante de lo que significa la resiliencia, la fortaleza y el amor propio es Natalia Ponce de León, quien sufrió un lamentable ataque con ácido en 2014, un momento que cambió su vida.
“Me quemó el cuerpo, pero no el alma”. Esa es la frase que dice con una ligera sonrisa y una dulce mirada Natalia Ponce de León, una mujer que sufrió el 27 de marzo de 2014 un terrible ataque con ácido, perpetrado por Jonathanlucha Vega, acción que dejó afectaciones en el 37 % de su cuerpo y en la totalidad de su rostro.
Su vida cambió radicalmente, fueron muchos los momentos de dolor, no solo físicos, sino también en su corazón y en su espíritu. Se convirtió en un símbolo de la lucha hacia el respeto por los derechos a la mujer. Su mensaje ha trascendido.
En 2016 el Congreso se promulgó la ley 1773, también conocida como ley Natalia Ponce de León que penaliza los ataques con ácido, gracias a su campaña no más máscaras, la voz de Natalia se escucha como un icono de pedagogía y sensibilización para visibilizar los ataques con agentes químicos.
Durante el Simposio Internacional de Medicina Biorreguladora de Sistemas en Bogotá entregó un mensaje al decir que la peor desgracia en la vida es verse a sí mismo como una víctima, por el contrario, es necesario transformar las situaciones, tomar decisiones y rodearse de la gente adecuada.
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