La vida como valor supremo de un país que sueña con el posconflicto, fue el principio que convocó a cientos de medellinenses a marchar ayer en la ciudad. La participación fue diversa como la vida misma: algunos reconocieron en el 8 de marzo una oportunidad para exaltar la vida de las mujeres, para otros la paz fue el motor para participar y no faltaron quienes se manifestaron por el respeto a la diversidad y las diferencias.